miércoles, 4 de julio de 2012

COMIENZOS DEL ROCK NACIONAL. POR LISA LAIN.









Antes, en la época de oro de los finales de 60's y comienzos de '70s, los grupos iban a los barrios, sí, a LOS BARRIOS de la provincia, calle de tierra, barro, Club 9 de Julio, La Tierrita, mi viejo me cuenta que a veces los llevaban con un tractor a los músicos desde el lugar que los dejaban (una avenida por ejemplo) hasta los adentros en donde se encontraba el Club. Así q una noche podías ver al Reloj, Vox Dei, Pappo, etc, tomarte unas birras y unas Bidú y comer unos choripanes, todo por el mismo precio. Eso sí, después se podían armar flor de peleas, con sillas voladoras, escenarios cayendo y gente que seguía pateando el rock y haciendo levantar el polvo del suelo (literalmente).
Lo que quiero decir con esto es que el rock no estaba corporizado, no era parte de algo cool, de onda, como lo es ahora que tenés salones en Capital, Palermo, que te cobran un huevo para entrar, más todas las consumisiones, más artistas que por ahí pueden ser muy humildes como no te pueden dar la hora, por ejemplo. Antes el rock era cosa de marginales, de barrio-barro. Ojo que también estaban los otros, los señoritos bien que se veían influenciados por las corrientes extranjeras y le pedían a sus papás que les traigan las mejores guitarras de afuera, que tenían guita como para ir a un profe particular de guitarra y uno de inglés. Acá en el barrio todo era diferente, los grupos tenían sus instrumentos en casillas llena de humedad, sacaban los temas de oído, cantaban por fonéticas cosas como "quiponchuley", etc etc, las cosas eran muy diferentes a lo de ahora. Siempre escuchamos o leemos las historias del rocknacional como señores que crecieron entre libros, padres que amaban la música clásica, y apoyaban a sus hijos, pero no todo es así, hay otra parte del rock que no se ve y se parece más a la historia del Mississippi, de Memphis, y que justamente es la que más me identifica.
Historias que merecen ser contadas!





Vox Dei en sus comienzos




En estos vehículos viajaban los adolescentes, tejiendo infinidad de posibilidades hasta el recital.




Las bebidas que disfrutaban en el recital

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