He transitado por las más diversas formas de comunicación, y he hecho uso y abuso de todas ellas. Comenzamos mandándonos mensajes en los libros escolares. Escribiéndole algo al pibe/a que se lo compraría al año siguiente. Los famosos papelitos que eran escritos por todos y pasados de mano en mano, formando un hipertexto de lo más rico y complejo. Con gráficos incluídos: caricaturas, esquemas, planos de a dónde nos íbamos a ratear o como íbamos a llegar a tal lugar, etc. Otra era escribirle mensajes a los pibes del contraturno. Todos los espacios eran tomados: desde el pupitre, bancos, escritorios, pizarrones, puertas del baño, paredes, bancos del kiosko de afuera. Pero había un lugar estratégico y secreto: detrás del pizarrón. Allí se podían dejar recados enteros, incluso algún que otro objeto. Yo particularmente usaba todos y cada uno. El Liquid Paper era mi aliado. Los mensajes iban dirigidos a un destinatario en especial y también era muy bueno investigar qué escribían los otros. Yo tenía todo un ritual perfectamente desarrollado de aquello. A veces hacía fanzines y se los dejaba pegados a los pibes del otro turno. O escribía mensajes o partes de canciones, y al otro día aparecían las respuestas, me moría de risa. Después teníamos un millón de cábalas para que nos vaya bien en los exámenes. Una vez alguien trajo una fotito carnet muy vieja y muy rara de un difunto y la pegamos debajo del pupitre y le rezábamos y prendíamos velas para que nos ayude. Habíamos hecho un santo de ese fulano que no sabíamos ni quién era. Después fuimos tomando las paredes y los portones. Hacía plantillas y cada sector tenía sus paredes. Por medio de las pintadas sabíamos quién mandaba ahí, qué les gustaba, quiénes eran los que estaban del otro lado. Podíamos conocernos. Una vez pegamos un grabador de periodista y salimos esa tarde del colegio a hacerle reportajes a todo el mundo. A un linyera, a los borrachos, a los que paraban en la Plaza, a los pibes que repartían tarjetas del Solcito en la puerta del cole. Como aquello había tenido éxito, elaboramos una nota con base en una encuesta y pasamos casa por casa a hacerla. La gente colaboró en un 100%. En ese momento te dejaban pasar a su casa y te contaban todo!
Ganas de comunicarse hubo siempre. Muchas veces las ganas de comunicarse resulta más fuerte que tener hambre. Después vino la radio y nos pasábamos horas escuchando y pasándonos teléfonos, teníamos identificados a cada radioescucha y ellos a nosotros. También los correos de la revistas. Todo era una Oda a la Comunicación. Había portones emblemáticos en lugares clave y dejábamos nuestras huellas allí. Desde Stickers hasta una huella digital. A veces te pasaban una señal. Una boludez: una tiza marcada, un chicle masticado, un ramo de flores silvestres cortados. Y vos sabías lo que EXACTAMENTE significaba eso. Y se convertía en un Santo Grial, inmediatamente.
Mis sueños siempre tuvieron que ver con las comunicaciones y lo que más me angustiaba, por supuesto, era la NO-COMUNICACIÓN. Después comenzamos a experimentar con cosas un poco más sofisticadas, como meterse con el onda corta y modular señales, pasarle música al que estaba del otro lado, inventarse un alias y un personaje. Después, y como una cachetada. Todas esas cosas se unificaron en una sola: INTERNET. Y la magia continuó. Diferente, pero continuó. Meterse en un chat de UOL a las 10 de la noche era tan complicado como meterse en la rotonda de Burzaco a la una de la tarde. Te daba vértigo, pero te alucinaba. Las salas de chat, eran apocalípticas, pero te cagabas de risa. Después messenger, después...Facebook...¿Cómo no conocer este sistema? Yo usaba facebook desde que tengo uso de razón. Desde esos papelitos que pasaban de mano en mano y terminaban siendo un hipertexto. Un papelucho cualkiera retirado del basurero con la letra de ALGUIEN en especial era un trofeo. Hoy día podés robar las fotos. O podés mandar un mensaje privado y flashear con un “te mando saludos”. Pero es lo mismo. Hoy alguien me llamó al tel. haciéndome una broma. Después de haber leído y escuchado miles de informes sobre secuestros virtuales, pude haber cortado inmediatamente el teléfono. Pero mi viejo lobo de mar comunicativo me lo impidió. Y seguí, seguí con la broma, me pareció divertido. Me sigue pareciendo divertido. Dicen que del otro lado puede haber un violador, un secuestrador, gente que está llevando tu información en algoritmos. Mi Superyo me hace temer de todo eso, pero mi ELLO se caga de risa. Y casi siempre, termino escuchando a mi fiel amigo. VIVA LA COMUNICACIÓN!!
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