viernes, 14 de junio de 2013

MARKY RAMONE

La historia es cíclica y redundante. Después de 18 años, que para mí significan una eternidad, todo vuelve a pasar por el mismo lugar. Llegué al teatro Vorterix y una mala noticia me esperaba: no podíamos entrar a la prueba de sonido. Decidimos hacer puerta y en ese momento comenzaron a sonar todos los temas, maravillosos, mágicos. El telón estaba abierto un poquito y lo vimos, a Marky, con su batería blanca y reluciente. Realmente extasiados con lo que teníamos ante nuestros ojos, había sido un día muy duro hasta ese momento, hasta ese punto en donde se produjo un corte y la mala onda se terminó de golpe...para pasar a lo que fue uno de los días más gloriosos de mi vida.
No puedo creer todo aquello, y un trabajo en equipo impecable, cargado de complicidad, guiños, desilusión, nervios, ganas de estallar de la bronca y al minuto ganas de estallar de la felicidad, se nos salían las lágrimas de los ojos.












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