viernes, 14 de junio de 2013

MARKY RAMONE

La historia es cíclica y redundante. Después de 18 años, que para mí significan una eternidad, todo vuelve a pasar por el mismo lugar. Llegué al teatro Vorterix y una mala noticia me esperaba: no podíamos entrar a la prueba de sonido. Decidimos hacer puerta y en ese momento comenzaron a sonar todos los temas, maravillosos, mágicos. El telón estaba abierto un poquito y lo vimos, a Marky, con su batería blanca y reluciente. Realmente extasiados con lo que teníamos ante nuestros ojos, había sido un día muy duro hasta ese momento, hasta ese punto en donde se produjo un corte y la mala onda se terminó de golpe...para pasar a lo que fue uno de los días más gloriosos de mi vida.
No puedo creer todo aquello, y un trabajo en equipo impecable, cargado de complicidad, guiños, desilusión, nervios, ganas de estallar de la bronca y al minuto ganas de estallar de la felicidad, se nos salían las lágrimas de los ojos.












jueves, 6 de junio de 2013

Destellos

Me llevó bastante tiempo recordar tu nombre. Que ni era tu nombre, era tu apellido, y lo repetía hasta el cansancio, para no olvidarme. El salón daba directamente hacia el patio y un día te vi, corriendo por ahí, como desaforado. Eras un destello de luz infinito. No sé ni cómo me acerqué, o quién te acercó, quiero creer que te vi de cerca porque mi mejor amiga tenía un primo que era tu compañero. Me habían dicho que eras el chino y nada más. Un día bajé y te vi de cerca. Tenías olor a salitre en la cara, los ojos muy achinados, el flequillo todo revuelto en la frente, una cicatriz debajo, una mueca terrible, un desparpajo total. El chino. Casi me desmayo a tu lado, me temblaba todo pero me quedé ahí. Desde ese día practiqué el deporte que más me gustaba: mirarte. Buscarte entre los puntos que se movían, incansables, interminables, te veía a distancia. Me dijeron que tenías no sé cuántos años, que eras más grande, cómo podía ser si eras un nene y además estabas en séptimo... Nunca fuiste mío, seguramente. Todos sabían que de un momento a otro te volviste mi obsesión. Me enteré como 20 años después que alguien gustaba de mí y cuando se enteró que yo gustaba de vos, se quería suicidar. Vivimos muchas situaciones divertidas juntos, locuras de adolescentes. Un día te pegué una cachetada que hasta ahora me duele, pero te lo merecías. Tenías ganas de devolvérmela, pero te la aguantaste estoicamente. Un día me afanaste el cassette de dos minutos y lo estabas escuchando en tu casa, me fui hasta allá y me quede hasta la noche esperando a que salgas y me lo devuelvas. Creo que las últimas veces que te vi y te recuerdo como eras era en las fiestas del colegio. Después no te vi más. Y después te pusiste grande y ya no eras más el chino, eras alguien extraño, alguien “grande” con muchos problemas, ya no tenías esa mueca fatal en la cara, ni el flequillo sobre los ojazos renegridos, ni el olor a salitre,,,